Otra vez más, una figura pública -en este caso la medallista panamericana de surf 2017, Vania Torres Oliveri- marca tendencia en el campo del racismo.Lo hizo al promocionar las toallas faciales Sensibio H2O de la marca Bioderma, al limpiarse el maquillaje de su supuesta representación de una mujer indígena, realizada para una interpretación actoral conjunta con el fotógrafo Carlos Foesche, transmitida por la red social Instagram. Según sus declaraciones, en la misma red social, luego de la ola de críticas a su accionar manifestó:

“.. quería dejarles en claro un par de cosas. Este personaje fue hecho con mucho cariño y fue una escena de drama que hice para un taller de actuación que vengo trabajando hace muchísimo tiempo. Este personaje fue para hacer drama, no fue para hacer comedia, ni para un objeto de burla… y quería pedirle perdón a todas les personas que se han sentido ofendidas por esta publicación y no quería hacerles sentir mal a nadie… ”

Lo que llama poderosamente la atención es la construcción de “su” supuesto personaje: rostro adusto, ademanes toscos, miradas feroces, voces agudas y chillonas, todo el conjunto de herramientas que emplea el racismo para la representación estereotipada de los pueblos indígenas y, en este caso, de las mujeres indígenas. Esto se evidencia fácilmente al momento de “limpiarse” el maquillaje, y promocionar la toallita Sensibio, que permite contrastar el maquillaje desprolijo, “sucio”, de duras y marcadas líneas faciales para emerger con un rostro lozano y obviamente mucho más claro. En ese acto se puede resumir, a modo de metáfora, gran parte de nuestra historia como país: borrar el pasado indígena para emerger siendo diferentes y más cercanos a lo hegemónicamente establecido como bonito y bueno.

Publicaciones relacionadas